domingo, 27 de septiembre de 2009

Niña errante: Cartas a Doris Dana III

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Mi amor:

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Cuando veo el color de verde de la primavera, pienso «esto es especial, es sagrado para mí, esto color, porque quizás en esto momento mi amor ve el mismo color -y quizás ella siente las mismas emociones inexplicables, inefables y misteriosas- en esto momento. Yo veo una flor, y recuerdo de unas flores que tú me has dado, sin palabras, en nuestro coche, en San Juan de Cocomatepec. Y súbitamente, con esto recuerdo, toda [...] es una flor, ofrecido, dado por tu mano. Veo el cielo, recuerdo millones de cielos sobre la cabeza más querida en el mundo. Y pienso «este mismo cielo toca a la cabeza de mi querida», y yo mando a ti un beso, un toque tierno y apasionado por los nubes que pasan, que tal vez van a verte pronto en [...]. Y tengo celos de estos nubes que pueden verte más pronto que yo. Y el viento -el viento me abraza- y yo ruego al viento «abraza a ella para mí, haga que ella que es mi abrazo, tierno, y pasionado». Yo me pongo en el viento y en la lluvia tierna, para que estos, viento y lluvia, pueden abrazarte y besarte para mí.
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Doris Dana
24 de noviembre de 1949

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Doris Mía:
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A mi edad, se sabe una cosa que los jóvenes parecen ignorar: que es preciso vivir la dicha hasta que ella se va o se agota; que es estúpido abandonarla por lo que sea: negocios, cortesías familiares, turismo, etc. Que lo divino no se ha de romper, quebrar, postergar. Porque todo daña al amor, excepto él mismo. Todo es duro agrio e insípido, tonto y robado menos Él mismo. Todo es basura, desperdicio, chatez, vulgaridad, plebe, menos Él mismo.Ojalá si eso divino dura en ti, tú te aprendas esto. Es lo único que te falta entender. Tú entiendes de este mundo casi todo, Doris Mía, «fenomenito» en el «espíritu de sutileza».Procuro cuidarme para ti. Yo no tengo razón de vivir. Cuando llegaste, yo no tenía nada, parecía desnuda, y saqueada, paupérrima, anodina como las materias más plebeyas. La pobreza pura y el tedio y una viva repugnancia de vivir. Todo lo has mudado tú y espero que lo hayas visto. [...]
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Un abrazo tierno,
Gabriela
1954
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1 comentario:

Anónimo dijo...

Gracias, buscaba una carta especial de Niña errante y me la has dado. gracias. Miriam

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